sábado, 30 de agosto de 2008

Venimos de las estrellas...

Es muy triste darse cuenta que el tiempo pasa y uno, con sus (kilos de) más y sus (ganas de hacer cosas de) menos, va tirando palante, o al menos se mantiene a flote en este mar de lágrimas que es la vida (buá, buá). Pero una vez pasada la barrera de los 40, hay que armarse de valor y coherencia, y darse cuenta que lo del "señor, ¿me puede decir la hora?" vino para quedarse. Por eso vamos a empezar a colgar las chorradillas que se nos ocurren en un lugar que sea suficientemente descriptivo. Que quede claro de entrada: todas las referencias (o casi) de lo que salga aquí pueden provenir de más allá del 2000, en concreto de antes, así que si no lo has visto nunca, no te preocupes, es que es probable que seas demasiado joven para haberlo vivido...

1 comentario:

V de Viejuno dijo...

Es posible, cuarentón, pero es una falta de estructura mental (probablemente debida a un incipiente Alzheimer) no empezar por el título. Aqui estoy para echar una mano (y lo que pueda).