lunes, 16 de febrero de 2009

Scarlatta mon amour

A diferencia de aquellos tiempos de diciembre en que la adorable Sheila lo dejó en la estacada, esta vez Viejuno encuentra un rápido acomodo en la Peluquería Scarlatta (cortes a 7,80 €).

Es sábado, sí, pero la mañana ha avanzado lo suficiente como para que las habituales marujas del barrio hayan dejado el local milagrosamente desierto. O sea que por un día, además de conseguir detener el insospechado crecimiento de alerones y flequillo a precio récord, Viejuno no deberá enfrentarse a las desaprobadoras miradas de la parroquia scarlattera, siempre en guardia ante la invasión por parte de un sospechoso y trajeado elemento de su mundo de revistas del corazón baratas y sobados diarios gratuitos. Poco sospechan que en su compañía, Viejuno puede dedicarse a La Vanguardia sin verse molestado ni preguntado por nadie, y con el sentimiento de ser el más joven del lugar. Perdón, maticemos, el cliente más joven del lugar, para ser exactos. Porque siempre está la peluquera novata que completará sus prácticas con Viejuno.

Al abrir la puerta de entrada, Sheila lo recibe con la sonrisa aburrida y el "hola" desganado que le son tan propios. Con adusto ademán, y su habitual "cortar verdad?", le señala un sillón vacío.

Llega la peluquera novata:
-Para cortar?
-No, para alargar, contesta Viejuno haciendose el gracioso sin gracia.
- ya...-media sonrisa y pensamiento de la novata: vaya, ya estamos, un graciosillo
-Pase usted a lavar al fondo, por favor, zahiere la novata con su "usted".

Un lavado de pelo a base de escaso champú, agua helada y enérgico frote acabarán de poner a tono a este capullín, piensa la novata, y a fe que lo consigue, mientras Viejuno razona interiormente que 7,80€ no dan para agua tibia, claro. Maldita empatía la suya.

Regresan a la silla de cortar con todo en su lugar. Ya puesta la distancia necesaria (no tendrá ella experiencia en moscones de discoteca!), la novata se aplica al corte con sorprendente rapidez, dejando correr su imaginación y pensamiento a otras cosas, lejos del mundo scarlattiano. Precioso periodo para que Viejuno se aplique a examinar con detenimiento y libertad a la novata en acción: se trata sin lugar a dudas de un ejemplar de moderna mesteña: reflejos rápidos, cuerpo afilado, pelo recogido con reminiscencias Amy Crackhouse, y algun cuidado tatuaje en la muñeca y en el cuello.

Mientras recorta el sobrante capilar que asoma por encima de las orejas, inclinada frente al oído izquierdo de Viejuno, la novata canturrea a Amy, que suena de fondo en la radio, a toda leche. Viejuno sonríe y se pone a pensar que, sin lugar a dudas, la Winehouse es una buena heredera de la tradición de cantantes malditas.



Está a punto de comentar algo a la novata sobre Janis Joplin, pero como sabe que las mesteñas no perdonan un mal comienzo, deja a la genial Joplin para otro día. O sea que ya mejor ni hablar tampoco de Billie Holiday. Se arriesga a algún otro "usted".

No hay comentarios: